miércoles, 12 de octubre de 2011

La Armenia de 2011

República de Armenia (Հայաստանի Հանրապետություն), Estado-nación surgido tras el desmembramiento de la URSS a finales de 1991, ubicado en la montañosa zona del Cáucaso, en uno de los pasos naturales que nos permiten distinguir qué es Europa y qué es Asia. Tradicionalmente cristiano. Rodeado por Turquía, Georgia, Azerbaiyán, Irán y la región independiente de facto de Nagorno-Karabakh. Con capital en Yerevan, extensión cercana a 30.000 kilómetros cuadrados (17 veces más pequeño que España, 92 que Argentina o 66 que México) y aproximadamente 3,3 millones de habitantes.

El fútbol no es el deporte de cabecera, pero se le cuida y presta bastante atención. Puede que otros deportes, principalmente de contacto y de lucha, están algo por delante. Puede que la Armenian Premier League no sea una de las mayores potencias en el panorama UEFA. Puede que sea un fútbol poco mediático, pero su selección hizo ayer historia.

No, no logró el pase a la repesca de la Eurocopa de Polonia y Ucrania de este próximo verano. Estaba cerca, se tocaba con la punta de los dedos. Sólo había que ganar en Dublín. Ya habían goleado en Žilina a una Eslovaquia que fue octavo finalista en el pasado Mundial. Habían conseguido hacer de Yerevan su fortín. Pero no pudo ser.

El Aviva Stadium vivió ayer una de las jornadas que pasan a la historia del balompié. La República de Irlanda también se la jugaba, aunque la ventaja de un punto sobre los armenios les permitía que puntuar bastase para clasificarse para la repesca. Quizá la tranquilidad que propiciaba esta premisa hizo que la selección de Giovanni Trapattoni saliese ayer algo más relajada que una Armenia que, aunque más excitada e impulsiva por su necesidad, mantuvo en el partido las credenciales y el estilo que les habían acreditado hasta entonces para pelear por lo que peleaban. Un estilo de fútbol estético, creativo, de precisión. Con una zaga a la que difícilmente se le pilla despistada y una delantera (delantero referente y línea de tres medias puntas) que realizan muy bien las funciones básicas que lleva implícito el rol de su posición, pero que además las llevan a cabo con estilo y calidad pese a su "anonimato", y que son solidarios, apoyando siempre que sea necesario a los defensores.

Llevaron la manija casi todo el primer tiempo. Hubo alguna que otra ocasión. La República de Irlanda fue desperezándose poco a poco con el paso de los minutos e igualó las fuerzas en un partido que se volvió un uno contra uno, que se tornó un choque de fuerzas y estilos en la última parte del primer tiempo. Pero ahí se iba a romper el partido. La culpa de esta circunstancia no la tuvo ningún armenio ni ningún irlandés, sino un español, el árbitro vasco Eduardo Iturralde González, quien en su último partido de selecciones iba a pasar a la historia del fútbol para los futboleros armenios por una acción que destruyó el partido, ésta:

Minuto 26 con 0-0 en el marcador. Balón en largo que bota la República de Irlanda para la posición del delantero del West Bromwich Albion Simon Cox, control con la mano, disparo al cuerpo de Roman Berezovsky, veterano arquero del Khimki –Segunda División de Rusia– y sonido del árbitro de Iturralde González, a unos 30 metros de la jugada. No tiene duda alguna. Se dirige a Berezovsky y le señala la roja. "Handball!", le grita mientras se toca el brazo que sostiene en lo alto la tarjeta roja que le acaba de enseñar. La cara de incredulidad de todos los jugadores armenios nos hicieron predecir que, cuanto menos, ésa iba a ser una jugada polémica. Después de ver repeticiones, nos dimos cuenta de que uno de los representantes de nuestro país en el arbitraje de UEFA acababa de aumentar de forma exponencial la dificultad del sueño armenio. Más aún viéndose casi más clara la mano de Cox en el control. "¿Hablaste con el asistente?", parecen decirle tanto Movsisyan como Ghazaryan. Asintió el colegiado con la cabeza. La decisión ya estaba tomada. No había vuelta atrás.

Armenia ya tenía que luchar contra todas las adversidades que cabían ser pensadas, y se le había sumado otra inesperada, como era estar con 10 hombres desde la mitad del primer tiempo. Pese a ello, en busca de cumplir con su sueño, el equipo siguió adelante, manteniendo su filosofía de toque y creación, aunque al tener un efectivo menos, la profundidad se fue perdiendo. Y como es casi inevitable, empezaron a crearse agujeros, bien en el medio, bien en la defensa, que solían suponer contras de la República de Irlanda.

Una de ellas iba a ser fatídica. Iba a demostrarnos lo cruel que es el destino en ocasiones, y más aún cuando juega con el sueño –futbolístico, en esta ocasión– de todo un Estado. Centro peligroso desde la derecha, intento de taconazo fallido por parte de Kevin Doyle y el despeje más desafortunado posible por parte de Aleksanyan. Un despeje que hizo que, lenta y cruelmente, el balón se introdujese en la portería del suplente y joven Petrosyan, machacando anímicamente a todo el equipo. Más aún a un Aleksanyan destrozado, que lloraba desconsoladamente tirado en el césped al pensar en las consecuencias que su inocente gesto podía llegar a tener.

Con el 1-0 se llegó al descanso, pero la República de Irlanda supo adaptarse a lo que proponía Armenia durante el primer tiempo y supo descubrir cuáles podían ser sus fallos tras la expulsión. Sin embargo, el 2-0 iba a llegar en una jugada mucho más simple. Armenia parecía haber dejado atrás el estado de shock que adoptaron tras el autogol, pero aún así, Arsen Petrosyan no daba la misma sensación de seguridad bajo los palos que su expulsado compañero. Centro, de nuevo desde la derecha, de McGeady, salida insegura de un Petrosyan que no atrapa el balón y gol de un Richard Dunne que estaba pendiente de posibles rechazos. Apenas había pasado un cuarto de hora desde la salida de ambos equipos al verde del Aviva. Todo hacía pensar que la aventura de los hombres dirigidos por Vardan Minasyan ponía en ese gol de Dunne su punto final.

La insistencia, la creencia arraigada en una idea, en una filosofía de fútbol, tuvo el premio que suele tener siempre. Tras un desordenamiento de la zaga de la República de Irlanda, Henrikh Mkhitaryan, el que es casi con seguridad el mejor jugador de esta Armenia, metía el 2-1 sobre el minuto 61. ¿Por qué no soñar de nuevo?

El equipo dio sensación de volverse a venir arriba, pero no era tan capaz disminuida numéricamente. Hubo alguna ocasión perdida más, también las tuvo el cuadro irlandés, pero todo se quedó en ocasiones. En una jugada aislada, y posiblemente, por compensar, Iturralde cerró su actuación expulsando de forma algo exagerada a Kevin Doyle por doble amarilla a 10 minutos del final. Nada más. El triple silbido sonó más fuerte que nunca en la oscura noche de Dublín. El Aviva Stadium había visto la confirmación y, también, la sentencia de muerte del sueño armenio.

Los fríos números así lo reflejan: República de Irlanda, a la repesca; segunda de grupo con 21 puntos. Armenia, con 17 –sobra decir que es record histórico–, tercera y eliminada. Pese a ello, podremos decir que Armenia fue una gran selección, fiel a un estilo típico de las selecciones grandes. Inspirado en esas grandes potencias, y llevado a la práctica con jugadores que, individualmente, son inferiores.

Se podrá decir sin ningún pudor que hubo un día en el que Armenia tuvo opciones reales de ir a una Eurocopa. Que jugaba increíblemente bien para ser quienes son. Que deslumbraron en más de una ocasión. Que le metieron un 0-4 a Eslovaquia en su casa. Que arrollaron a selecciones sobre el papel superiores como la ARY Macedonia (4-1), que le plantaron cara (pese a perder) a Rusia o la República de Irlanda. Que nos llevó a apoyarles por ser un proyecto de selección humilde que desafiaba y trataba de tú a tú a las grandes. Que nos deja nombres para la historia del fútbol armenio como Mkhitaryan, Pizzelli, Ghazaryan o Movsisyan. Y que, ojalá no muy tarde, podrán volver a estar peleando; y haciendo que, al menos por un día, muchos fuésemos con Armenia.

Simon Cox (a la BBC): "Bueno, el balón me da en la mano antes de que expulsaran al portero. […] No me pareció que le [Berezovsky] pegase en la mano, por lo que tuvimos suerte."

Resumen del República de Irlanda 2-1 Armenia:

1 comentario:

  1. Hola David , me gustaria hacerte una propuesta para que intervinieras en un programa de radio que dirijo sobre futbol inrternacional. Avísame con lo quwe sea.

    Un saludo.

    ResponderEliminar