El tiempo transcurre ya llegamos a la fase del KO de la presente edición de la CAN 2012. Unos Cuartos de Final que se hacen más apetecibles al ver que las selecciones grandes, a excepción de unas muy solventes Costa de Marfil y Ghana, no aparecen por ninguna parte en el cuadro de enfrentamientos directos que acapararán las miradas del fútbol internacional a partir del sábado.
Una de las críticas más escuchadas estos días, viendo el cuadro resultante, ha sido aquélla referida al bajo nivel de las selecciones que quedan en liza. Es cierto que faltan las grandes potencias del fútbol africano únicamente a excepción de 2, pero ya se comentaba al comienzo del torneo que iba a ser una CAN muy "underground", quizá la más alternativa en la historia del fútbol continental, y con la caída de Senegal y Marruecos, lo es aún más. No hay que ver –creo yo– esta circunstancia como algo negativo. Nos da la oportunidad de ver la llamada democratización del fútbol en estado puro, apreciar cómo selecciones que, en circunstancias más "normales", no hubiesen estado ahí, luchan de tú a tú y obtienen ilusionantes resultados ante selecciones de rango medio en el panorama futbolístico africano.
No se puede exigir nada a todos los equipos humildes que están o han estado en esta CAN. No será ningún fracaso que las Gabón, Guinea Ecuatorial o Sudán caigan en Cuartos de Final. Encaran estos partidos como si de un sueño se tratase; es una oportunidad histórica de seguir haciendo felices a sus compatriotas civiles con el fútbol. Tampoco se le puede decir nada a una selección nigerina, ya eliminada, que tuvo que poner un impuesto extra sobre la telefonía móvil en sus fronteras para financiar los viajes y los gastos que conlleva participar en esta CAN. De exigir en términos futbolísticos, sólo se puede hacer –bajo mi punto de vista– con las potencias que decepcionan o de las que se puede ver más.
Costa de Marfil
Quizá una de las selecciones más criticadas en cuanto a estilo de juego en lo que va de Copa África de Naciones. Los hombres de François Zahoui están demostrando un juego quizá más plano y elemental de lo que cabía atendiendo a sus registros en fase clasificatoria. Sin embargo, numéricamente no se le puede reprochar nada a Costa de Marfil que, pese a no enamorar con su juego, es la que mejores números presenta a estas alturas.
Los planteamientos de Zahoui parecen tener como objetivo final la búsqueda de un perfecto equilibrio entre todas las líneas que componen el esquema base de los Elefantes. Sin embargo, lo que pretende ser una clarividente idea que persigue ese objetivo, se está tornando en una estrategia defensiva en vista a los recursos que presenta la plantilla de la que dispone y el nivel general –y defensivo en particular– de los rivales que se está encontrando Costa de Marfil.
Antes de comenzar el torneo estaba completamente convencido de que dispondrían normalmente un 4-4-2 con extremos que permitiese a Drogba y Doumbia lucirse en la delantera. Sin embargo, y como prueba de la idea de Zahoui de búsqueda del equilibrio, ante Sudán nos topamos con una Costa de Marfil en 4-5-1 y con un mediocentro más de "lo previsto". Jean-Jacques Gosso Gosso se hizo un hueco en la formación titular y se apreció que esta selección no era la misma que arrollaba en la Fase de Clasificación (6 victorias de 6 posibles, 19 goles a favor y 4 en contra). Podía encajarse en el contexto de que, al ser la fase final del torneo y considerar más la dificultad que esto entraña, el formato presentado fuese eventual.
Vimos a una Costa de Marfil más apagada de lo normal y eso llamó la atención ya que se esperaba muy poco de una selección sudanesa que plantó cara y tuvo cerca de sí el empate con varios fallos de suma trascendencia de sus hombres de ataque. La previsibilidad y el ritmo lento que aplicó el equipo en el segundo tiempo, síntomas quizá de un "exceso de equilibrio", fueron lo más notable del encuentro. Un encuentro en el cual Jean-Jacques Gosso Gosso sí intervenía en el centro del campo pero que, por la acumulación de jugadores en esa zona, dio la sensación de ser uno de los principales causantes de los efectos reseñados, haciendo más "plomizo" el juego marfileño.
El partido finalizó 1-0 y brotaron las dudas. La más general, en aspectos tácticos, fue la referida al riesgo que entrañaba volver al 4-4-2 por la posible fragmentación del equipo, ya que más que 4-4-2, el esquema podría convertirse en 4-2-4 y podría padecer el mismo problema que padeció Senegal. Sin embargo, este argumento se fundamenta en el perfil que toman Gervinho y Kalou en sus clubes. En Costa de Marfil, los extremos de la Premier League (y sus sustitutos) tienen que realizar bastante más trabajo y recorrer más metros, partiendo casi siempre desde más atrás de lo que estamos acostumbrados a ver (de ahí la flecha de puntos que les señala su posición en transición ofensiva en los esquemas tácticos de los márgenes del post), por lo que en el equipo no habría tanto riesgo de partirse. Otra que surgió estaba referido al cómo se encaraba el primer encuentro ante una selección teóricamente inferior como es Sudán en la apertura del torneo. Desde el respeto máximo y el amarrar el resultado favorable hasta jugar "andando" porque es ya suficiente. Muchas lecturas de un partido que se fueron acotando con el tiempo.
Y es que Costa de Marfil presentó ante Burkina Faso el mismo 4-5-1 con extremos que en el primer partido, pero aportando otra novedad táctica. Gosso Gosso repetía titularidad, pero como lateral derecho, ya que su puesto lo ocupó otro centrocampista de carácter defensivo como Didier Zokora. Por tendencia natural, Gosso Gosso tendía a permanecer cuanto tiempo pudiese en zonas cercanas a la línea divisoria, aunque no tuvo excesiva trascendencia ya que Burkina Faso se mostró inoperante y no supo transformar las ocasiones que dispuso.
En ese partido, el triángulo del centro del campo tuvo como jugador más centrado en buena parte del choque a un Yaya Touré que tuvo que recorrer metros incorporándose por el carril del medio al ataque y retrocediéndolos para actuar como pivote. Producto de la solvencia defensiva, las llegadas por bandas y la paciencia, una voluntariosa Costa de Marfil obtuvo una victoria por 2-0 con la inestimable ayuda de Bakary Koné (autogol). Doumbia seguía sin minutos, e incluso relegado por un Bony que dispuso de algunos en la segunda mitad. Previsibilidad, ritmo lento, incluso cierta horizontalidad… de nuevo esos síntomas antes descritos volvieron a aparecer. Sin embargo, es indudable que con este esquema, aunque se requiera más trabajo por parte de los hombres del centro del campo (ya que son de perfil más defensivo), Costa de Marfil crea ocasiones de gol y jugadas de ataque desde el centro del campo –aunque con menor frecuencia que otras selecciones– y tiene buenos registros, por lo que se logra el equilibrio teóricamente buscado por Zahoui.
(Esquema base en CAN: 4-5-1 con Kalou y Gervinho de extremos aunque empezando más atrás que en Europa)
El último partido de la Fase de Grupos ante Angola es poco representativo en cuanto a la filosofía aplicada a este equipo. El hecho de estar ya clasificados y jugar con los teóricos suplentes no permite tanto análisis como sí los partidos anteriores.
En cuanto a concentración, es de las pocas selecciones a las que no se las puede "abroncar" por sestear o procrastinar la búsqueda del gol hasta que es demasiado tarde. Anímicamente, el equipo está muy entero. Plantilla de calidad, tanto en lo individual como en lo grupal, y solidez. Los únicos defectos que pueden olvidarse a base de resultados son los mencionados, quizá producto de una búsqueda de equilibrio llevada hasta términos innecesariamente elevados atendiendo a los rivales. Pero bien se sabe que "hombre precavido vale por dos". Quien sepa aprovecharse de estas dos claves, posiblemente dañe seriamente el sistema marfileño, hasta ahora inexpugnable.
Túnez
Es por todos sabido que a Túnez no hay que perderla de vista en ninguna Copa de África en la que participe. El fútbol tunecino goza de buena salud a nivel no sólo de selección sino también de clubes, esto es, no es un boom generacional el que ha permitido ver a las Águilas de Cartago en los Mundiales de 1998, 2002 y 2006 y haciendo buenos papeles en las últimas CAN disputadas, ganando la celebrada en su territorio en 2004. De hecho, una buena parte del combinado de Trabelsi para esta CAN procede de la liga tunecina, con un alto nivel en África y con buena base de cara al triunfo de jóvenes promesas del fútbol autóctono con vistas a corto plazo. Aunque algunos jugadores, por la vinculación histórica, sean nacidos en otros países –como por ejemplo, el alemán Sami Allagui–, prometedores jugadores como Darragi o Msakni, y otros ya consolidados y de buen nivel como Issam Jemâa, son producto del fútbol tunecino.
En cuanto al juego de Túnez, en esta CAN ha formado siempre con un característico 4-3-1-2 en el que el pivote defensivo ha cobrado especial protagonismo. Pese a haberse clasificado con solvencia, no han dado la sensación de ser, ni mucho menos, una selección con un fútbol alegre o productivo. Ha cosechado dos "1-2" en los dos primeros partidos del grupo ante unas selecciones de Marruecos y Níger que merecieron más.
En el primero de los dos mencionados, Túnez estuvo siempre un paso por detrás de Marruecos en todo el partido. Sin tener apenas la posesión y sin iniciativa, Marruecos aplicó un juego directo y elaborado, muy técnico a la par que estético y efectivo, que hizo que Túnez pareciese excesivamente inferior debido a las múltiples llegadas del cuadro de Eric Gerets. Y pese a ello, en la primera ocasión definida de Túnez a balón parado, las Águilas de Cartago se adelantaron. Marruecos, por los problemas ya analizados en otro post, alimentados por la falta de puntería de sus hombres de ataque, se vino a menos y Túnez supo hacerse progresivamente dueña del partido. Marcó el 0-2 con una individualidad de un Msakni que entró en sustitución de Allagui en el segundo tiempo (mejorando exponencialmente a Túnez), y Marruecos se volcó al ataque. Encontró el premio en un gol intrascendente en los últimos minutos del partido que no valió para evitar que Túnez se llevase los 3 puntos. Además de no ser 100% merecedor de la victoria, en Túnez se vieron ya algunas descoordinaciones y pequeños problemas. Entre ellos, la falta de trascendencia de Korbi, pivote defensivo que no estaba tan al servicio de los defensas como podría.
(Marruecos dominando antes del 0-1. La jugada no acaba en gol, pero se aprecia que Korbi no ayuda a Ifa cuanto podría y Túnez se encuentra regresando del estado de basculación a banda izquierda)
Ante Níger se acentuó la crisis estilística del equipo de Trabelsi. Tuvieron la suerte de adelantarse en 3 minutos con gol de Msakni. Parecía que el partido sería una clara goleada pero algo se torció. Sin propuesta ninguna, busca cederle la iniciativa del juego a los nigerinos, un equipo claramente inferior en ideas y recursos, pero que encontró el empate muy pronto (minuto 8) pese a la mano previa en la asistencia de Moussa Maazou a N'Gounou. Túnez no supo qué hacer más allá de buscar a Msakni o conectar con Chikhaoui en el centro del campo. Sufrían muchas pérdidas en esa zona que Níger aprovechaba, recuperando el esférico y colgándoselo sin pudor a un Moussa Maazou que deslumbró a todos –llegó a ser Trending Topic en España en Twitter– con su velocidad, verticalidad y, también, su falta de puntería.
Con un recurso tan simple como ése, Níger estuvo durante gran parte del partido aprovechando la posesión e, incluso, dominando a una Túnez que iba demostrando con los minutos más carencias que en el partido contra Marruecos. Algunos puntos débiles de Túnez volvieron a ponerse en primer plano, como el poco peso de Korbi o los fallos de coordinación de la línea defensiva, –de Haggui e Ifa en particular– que ponían en apuros el área de Mathlouthi. Pronto se olvidó la superioridad teórica y la excusa de que el empate nigerino era ilegal, puesto que los hombres dirigidos por Rolland Courbis –Harouna Doula Gabde, mejor seleccionador africano de 2011 por su hazaña logrando la clasificación para la CAN, fue destituido por orden federativa tras perder 2-0 en el inaugural y, para ahorrar costes, permanece como segundo entrenador de un Courbis que iba a la CAN asumiendo ese rol–a base de llegadas de Maazou merecieron más que el 1-1. Sin embargo, Jemâa puso en el último minuto de tiempo reglamentario el 1-2 tras volcarse al ataque y evitar un ridículo que podía ser histórico en su país.
(Problemas defensivos entre Haggui e Ifa cuando Níger sólo se dedica a enviar/colgar balones a Moussa Maazou)
Ante Gabón, y ya con menos nerviosismo por la clasificación matemática, sólo estaba en juego la honra. Túnez comenzó muy bien en los primeros 20 minutos de ese encuentro, aunque se diluyó después demostrando esas carencias defensivas y falta total de ideas que permitieron que Gabón, a base de Aubameyang, Cousin y, en este caso, Méné (y no Mouloungui como ante Marruecos) consiguiese, con trabajo, el obvio apoyo de la grada, y recuperando el dominio y la posesión con los minutos, la victoria y los 3 puntos que la dejaron campeona de grupo, cuartofinalista y revelación del torneo.
Haciendo una visión global, ya no sorprende que Túnez haya estado bien sólo cuando Youssef Msakni ha estado entonado y cómodo sobre el césped. Y es que el jugador de 21 años del Espérance de Tunis está siendo el faro del equipo. Entiende bien el contexto de cada partido, sabe moverse entre líneas y tiene llegada. Es pieza clave en el equipo. Ha asumido la faceta de líder del mismo, y Túnez juega casi dirigida por él. Las sensaciones de la fase de grupos son de dependencia del mismo. Si Msakni está bien, Túnez está bien. De ahí quizá que las Águilas de Cartago hayan dado sólo buenas sensaciones en ciertos momentos ante Marruecos y en el arranque del partido contra Gabón. Es, cuanto menos, preocupante que exista una relación de dependencia tan trascendente en el equipo. Verlo en tres partidos no es ya tanta casualidad.
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