El cartel era enorme. Por un lado, el Atlético de Madrid, renovado con el Cholo Simeone en el banquillo, con una idiosincrasia nueva y funcional. Con pluralidad de estilos. Por otro, el Athletic Club de Marcelo Bielsa, que no sólo ha deslumbrado a Europa con su avance en esta UEFA Europa League, sino que ha sido una de las sensaciones por la filosofía que su equipo y él han transmitido en varias facetas del juego.
Sin embargo, cuando pensábamos que el partido que se nos venía iba a ser un choque de estilos parecidos, el Athletic no jugó como lo suele hacer habitualmente. Apreciamos que se metió en problemas, y, en mi opinión, no se arreglaron, sino que se incrementaron con las modificaciones de Bielsa. A mi entender, ayer se notaron las primeras contradicciones en su estilo en un partido grande desde que está en España con el conjunto de los leones.
Al Atlético de Madrid no hay que "tocarle" absolutamente nada. Buen partido en el aspecto defensivo, no tanto en el plano individual –donde ciertos fallos ensombrecieron el trabajo, como un posible penalti de Godín sobre Llorente– sino más en el colectivo, con buenos repliegues y cierre de todo posible espacio en transición defensiva. Seguridad en portería con un Thibaut Courtois perfecto en todas las facetas. Creación desde Mario Suárez hacia los media puntas y balones para Diego y Arda en bandas o bien para Adrián o bien para un Radamel Falcao que ayer se volvió a encumbrar en una gran noche europea. De echar algo de menos, quizá, las incorporaciones de los laterales, Filipe Luis y Juanfran, aunque encajan dentro de un contexto en el que el Atlético emplea un registro más defensivo.
Sin embargo, lo que sorprende en el Athletic Club son tres circunstancias de su juego atípicas y que paso a reseñar:
- Salida de balón. El peso no lo llevaba Ander Iturraspe como suele ser costumbre. El mecanismo habitual suele ser la incorporación de los laterales por las bandas y la labor de salida para Amorebieta, Javi Martínez e Iturraspe. Ayer, Iturraspe basculaba de inicio cuando la presión del Atlético de Madrid sobre su zona era mínima. El conjunto colchonero no trabajaba sobre su entorno natural y, pese a ello, Iturraspe abandonaba el pasillo central para caer hacia donde se orientaban tanto Javi Martínez (cuando buscaba a Iraola, Ander Herrera o incluso Susaeta) como Amorebieta (cuando buscaba a Aurtenetxe o De Marcos). Al caer hacia esa zona, en vez de aportar llegaba a restar opciones de salida. Tanto, que Iker Muniain tenía que realizar carreras largas para rellenar ese pasillo central que abandonaba Iturraspe para que el equipo ganase opciones de crear con balón y fluidez, una tarea que para nada le corresponde.
- Desorden en fase ofensiva. Consecuencia directa de la circunstancia anterior. Iturraspe no ejerce liderazgo en la base de la jugada, tiende a irse a bandas y empieza a crear confusión en la labor del resto de medios. Ander Herrera y Óscar de Marcos van alternándose de banda, pero con Iturraspe fuera de sitio y Muniain recorriendo distancias excesivas para caer al medio –siendo la única opción real de salida por el carril central– y regresar a su posición en banda, el juego va perdiendo lógica y ganando confusión. De Marcos sustituye a veces a Muniain cuando retrocede para ocupar la banda izquierda, ya que Aurtenetxe no la recorre entera y se generan situaciones de vacío posicional. Una confusión atípica en el Athletic.
Con ello, cualquier pérdida en la creación iba a suponer un contraataque bien ejecutado por el conjunto colchonero, normalmente por un carril central despoblado y vía ideal para que Falcao y Adrián avanzasen con tan solo los dos centrales como oposición. Se dio alguna por bandas, con Diego Ribas y Arda Turan de protagonistas, pero no fueron significativas al tender ambos media puntas hacia la portería y, en definitiva, al carril central.
Con el desplazamiento de Muniain y los movimientos del resto de centrocampistas, el Atlético de Madrid no se vio nunca obligado a trabajar sobre el carril central, opción que desechó el Athletic Club (flecha roja) y que empleó en sentido inverso el conjunto rojiblanco para contraatacar, habitualmente con éxito.
- Paso de la locura sistemática a la anarquía posicional. Valdría como resumen del segundo tiempo. Bielsa notificó los problemas del equipo, pero los arregló de una manera poco habitual: cambiando de sistema. Y no a uno parecido al básico (4-3-3). La decisión de quitar a Aurtenetxe para meter a Ibai Gómez (lateral izquierdo por extremo izquierdo) supone un vuelco a la idea vista en el primer tiempo. También se retira Iturraspe, dejándole su hueco en el campo a Íñigo Pérez, lo que deja al conjunto vasco en una disposición extraña, de 3-2-3-2 en estático que se convierte por momentos en 2-3-3-2 ó 2-3-4-1 en fase ofensiva. Con 2-0 en el marcador y necesitando recuperar el juego habitual, el equipo pasa a un registro mucho más vertical y directo pocas veces empleado por el técnico argentino.
Inicio de fase ofensiva: Amorebieta y Javi Martínez de centrales, Iraola se incorpora al medio por la banda derecha, conformando una medular provisional con Íñigo Pérez, De Marcos y un Ander Herrera a medio camino entre media punta de banda y falso enganche (en función de la ubicación de Muniain e Ibai Gómez por delante).
El Atlético de Madrid sabe gestionar esta situación. Con ventaja en el marcador, se abstiene de presionar desde la salida para ahorrar en el aspecto físico, deja de ofrecerle tantas posibilidades por el carril central, sabe replegarse y hace caer en la cuenta al Athletic Club de que está, cuanto menos, partido.
El hombre que parecía ser la clave de las transiciones ofensivas, el que conectaba una defensa de 2 con el resto de centrocampistas y hombres de ataque, Ander Herrera, es sustituido por Marcelo Bielsa para dar entrada a Gaizka Toquero. Pese a que tuvo alguna ocasión, para mí acaba el partido con este cambio. El Athletic pasa a un 3-2-3-2 único para todas las fases que no se sostiene. De Marcos tiende, casi de manera inercial, a incorporarse al ataque y caer a banda, lo que deja por momentos con todo el peso de la génesis de jugada a un Íñigo Pérez que se ve desbordado. Muniain pierde peso en los ataques, al igual que Susaeta, porque la directriz de juego parece ser una nada habitual en el Athletic esta temporada: colgar balones a Llorente y Toquero. En el momento en que hubiese alguna pérdida, el Atlético se encontraría a su disposición con una enorme parcela de césped para avanzar y marcar en la portería de Iraizoz.
Transición ofensiva desde el perfil izquierdo. Denótese que tras el jugador que lleva el balón, a gran distancia, se encuentran sólo Amorebieta y Javi Martínez.
Transición ofensiva desde el perfil derecho. Sin excesivo trabajo, el Atlético de Madrid está empezando a cerrar posibles espacios. El Athletic cada vez se encuentra más partido.
Inicio de jugada del Athletic tras las tres sustituciones.
El Atlético de Madrid supo leer todas las circunstancias del Athletic y llegó a ejercer dominio sin balón. Era atacado, pero se supo defender y Courtois detuvo lo más peligroso que generaron los de Bielsa. Contención y saber esperar con buenos repliegues y buenas transiciones ofensivas. No sólo contraataques, sino también transiciones ofensivas fluidas sin apenas fallos con Mario Suárez para la generación, unos estelares Arda Turan y Diego Ribas en bandas para la continuación, y un enorme goleador –que no sólo golea– como Radamel Falcao para la definición.
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