martes, 14 de febrero de 2012

Notas sobre la CAN: Final y nombres propios

El pasado domingo finalizó en Libreville la Copa de África de Naciones de Gabón y Guinea Ecuatorial 2012. El torneo había recibido severas críticas a lo largo, sobre todo, de su fase de eliminatorias directas –algunas injustificables; otras, totalmente comprensibles–, debido a su bajo nivel. Sin embargo, la Final respondió a lo que son todas las Finales de los grandes torneos continentales de selecciones, respondiendo a un ritmo alto y exigente desde el inicio y, además, sin superioridad de ninguna de las dos contendientes.

Sobre el papel, los Elefantes era bastantes superiores a una Zambia que había pasado dejando dudas ante Ghana con planteamientos poco variados y cediéndole la iniciativa a los rivales. Costa de Marfil parecía campeona antes de comenzar la Final, debido a su equilibrio –muchas veces, incluso, excesivo– en todas las líneas, su buena labor de repliegue y su pegada, la cual le había dejado con un bagaje de 0 empates, 0 derrotas, 0 goles encajados y 9 metidos en toda la Copa, sin dejar apenas dudas respecto a su juego –quizá sólo ante Sudán en el primer partido al esperar a una Costa de Marfil más dinámica y exhibiendo sus efectivos en ataque como ocurrió en la Fase de Clasificación–. La Final comenzó manifestando esta tendencia, pero el fútbol demostraría que los favoritismos en un campeonato que no prioriza la regularidad (como cualquiera de selecciones) apenas es digno de tener en cuenta.

Los primeros compases de la Final fueron muy verticales. Zambia salió con mucho ímpetu y voluntad ofensiva, queriendo –y logrando– acercarse al área defendida por Copa Barry lo antes posible. Tuvo varias ocasiones claras y, tras ellas, se produjo un cambio de los acontecimientos. Tras 11 minutos transcurridos, Joseph Musonda, el lateral izquierdo y el hombre más experimentado de la línea defensiva a sus 34 años, se lesionaba tras una mala caída en una jugada previa de ataque de Didier Drogba. Hay que reseñar que es el único lateral izquierdo puro que disponía Zambia en su lista –pese a poder jugar también en banda contraria–, por lo que cualquiera que fuese su sustituto jugaría fuera de su zona natural. El rol de cubrir su posición recayó en Nyambe Mulenga, central medianamente alto, que supo adaptarse a esta zona.

Aunque no fuese consecuencia directa, Zambia modificó parte de su idiosincrasia con objeto de dañar a Costa de Marfil ya desde el comienzo del partido. Se "disolvió" la asociación característica de este equipo, la formada por Kalaba y Emmanuel Mayuka, y se dio por primera vez en el torneo un cambio de banda de los centrocampistas que las ocupan en los Chipolopolo, ya que desde aproximadamente ese momento y durante todo el primer tiempo, Lungu jugó por la izquierda y Kalaba por la derecha, realizando la típica variación de los extremos puros a la que estamos acostumbrados. Además, Chris Katongo aprovechó su pluralidad posicional para retrasar un poco su zona de influencia –llegando a estar en fases ofensivas como un enganche en un 4-2-3-1– para activar el toque y favorecer el que Zambia fuese más vertical.

El experimento no acabó de resultar. La selección que dirige Hervé Renard no logró potenciar o agilizar su juego de ataque utilizando este recurso, no sólo porque no fuese favorable a la asociación entre los hombres de banda y los puntas, sino por carecer en exceso de la posesión del balón.

 

En cuanto a la presión, Zambia comenzó de forma bastante similar a la Semifinal ante Ghana. No cedió esta vez la posesión del esférico de forma voluntaria, pero se mantuvo a la hora de no establecer líneas de presión remarcadas y fuertes que frenasen la génesis de ocasiones de gol en el centro del campo de Costa de Marfil.

La lectura del partido en este sentido por parte de Renard y de la línea de centrocampistas que conformaban el primer frente de presión fue correcta, ya que Costa de Marfil dispuso en esa zona –como en todo el torneo, clave para ese "exceso de equilibrio" mencionado en anteriores ocasiones– a dos centrocampistas de marcado carácter defensivo (Zokora y Tioté) y a un único hombre de naturaleza creativa y que, además de elaborar, podía incorporarse al ataque como Yaya Touré, lo que implicaba que no sería en exceso necesaria una presión intensa o asfixiante. Hubo cierta intensificación de la presión en la segunda mitad motivada por la voluntad de Zambia de hacerse con la posesión, circunstancia que se saldó con resultado positivo pero no del todo trascendente en el transcurrir de la Final.

(Línea de presión de Zambia más encima del jugador marfileño que controla y del posible receptor del pase)

Pese a que Zambia fue desde el inicio un equipo animado, que ni mucho menos quiso aguantar atrás las diferentes embestidas de una Costa de Marfil que se hubiera perfilado pues como dominadora absoluta de la posesión y la creación, fue perdiendo control sobre la situación del partido, algo que sí tuvo ante Ghana –donde mucha importancia de la victoria residió en la gestión situacional y contextual–. Costa de Marfil seguía con la posesión a su favor y construyendo ocasiones de gol de forma progresiva y con verticalidad pese a la completa desaparición en el partido de ambos extremos. Es cierto que parten desde más atrás que en sus clubes, pero tanto Kalou como Gervinho estuvieron bastante desaparecidos y no fueron para nada trascendentes en la elaboración. De hecho, el primer movimiento de François Zahoui, destinado a aumentar el ritmo del juego ofensivo y reactivar las bandas, es la sustitución del propio Kalou por Max Gradel, un cambio hombre por hombre que refrescaría al equipo pero no en demasía.

Siguiendo la línea de análisis del partido, la mayor clave táctica reside en las dos últimas maniobras del seleccionador marfileño. Se ha hablado siempre de una Costa de Marfil equilibrada en todas sus líneas, solvente y que, en ocasiones, un exceso de equilibrio hacía del juego de los Elefantes un juego "plomizo", algo lento y previsible. Cuando menos cabía pensar que Zahoui fuese a cambiar su mentalidad, ocurrió, y fue algo demasiado radical para un equipo que ya estaba acostumbrado a un estilo definido y que desestabilizó también la filosofía del juego creativo.

El 4-5-1 con extremos de Zahoui se ha venido repitiendo en toda la CAN, con extremos de recorrido y con un Yaya Touré encargado de liderar por el carril central la creación y las transiciones ofensivas. Tioté y, o bien Zokora, o bien Kafoumba Coulibaly, o cualquier otro centrocampista (a excepción de Ya Konan) le acompañaban por detrás cubriendo sus subidas. En el minuto 75 de la Final y tras haber fallado un penalti Drogba 5 minutos antes, Zahoui retira a Zokora e introduce a Ya Konan. Se puede interpretar como una medida reaccionaria que, mediante un cambio de sistema, permitiría al equipo llegar con más verticalidad que usando un sistema clásico que para entonces, en el partido más importante, se estaba estancando.

El media punta de Hannover 96 se colocó en su posición habitual y la idea parecía ser que la pareja que quedaba en el centro (Yaya Touré junto a Tioté) fuese la encargada de elaborar y, ante unos extremos algo apagados, tuviesen la opción de continuar el juego por el carril central buscando a un Ya Konan que conectase con Drogba o buscase él mismo el gol. Costa de Marfil se mostró algo reacia al cambio de sistema, debido a la baja cantidad de minutos y la escasez de fases en 4-2-3-1 durante la Copa, pero no sentó del todo mal el cambio.

Sin embargo, la sustitución más trascendente del partido e, incluso, del torneo, fue la decisión de retirar a Yaya Touré –a falta de 4 minutos de tiempo reglamentario y con muchos atisbos de prórroga– y dar entrada en su lugar a Wilfried Bony –opción preferida por Zahoui antes que un Seydou Doumbia que, pese a su rendimiento en Europa, no convenció al seleccionador cuando fue titular en el intrascendente encuentro ante Angola en Fase de Grupos–.

Con este cambio, desapareció de forma vertiginosa y repentina la coherencia táctica. El juego creativo y asociativo de Costa de Marfil perdió casi por completo la lógica interna. Su "pulmón", Yaya Touré, había salido del terreno de juego, y sólo quedaba uno de sus "escoltas" en la línea del centro del campo como era el caso de Tioté. Se fragmentó por completo el equipo, de forma análoga a lo que le ocurrió en la Fase de Grupos a Senegal. El sistema pasó a ser 4-1-3-2 y desapareció la figura del jugador que sale con la pelota controlada desde atrás y genera fútbol.

Costa de Marfil sufrió mucho por fases ante Zambia en lo que quedaba de tiempo reglamentario y en la prórroga por no estar tan acostumbrada a ser tan "estrecha" en la medular. Los centrales buscaban con sus pases al inicio de la jugada que Tioté la continuase pero, suma de su falta de costumbre (ya que siquiera realiza tarea similar en el Newcastle) y de la presión de los rivales cuando recibía el balón (cuando es él el que está acostumbrado a presionar) llevaba a que buscase a Jean-Jacques Gosso Gosso para que fuese él el que desempeñase la tarea de salir con el balón controlado desde atrás.

(Tioté recibe, pero no inicia jugada. Es tímidamente presionado, y decide dar un pase a Gosso Gosso)

Gosso Gosso es un centrocampista que comenzó de titular en su zona ante Sudán haciendo lento el juego de una Costa de Marfil que no jugó como se esperaba pero que, no obstante, ha ido evolucionando hasta encajar perfectamente en la posición de lateral derecho del equipo, un lateral con recorrido y tendencia a dejarse ver por zonas del centro del campo debido a la inercia de búsqueda de su posición natural. Ayer ocupaba la banda derecha a modo de lateral, por lo que, en vistas a que era el único jugador marfileño que podía ejercer de forma mínimamente parecida el rol de Yaya Touré, tuvo que emplearse el doble comenzando las jugadas ofensivas y cubriendo su zona en defensa para evitar que Zambia aprovechase el hueco que dejaba.

Se materializó la opción de prórroga, y teniendo en cuenta que Costa de Marfil se había fragmentado y había dejado más huecos en el centro del campo, y que Zambia, por cuestiones físicas e incluso psicológicas, también priorizó la búsqueda del gol de la victoria en lugar de mantener el criterio, el orden y el toque, la prórroga no dejó muchos aspectos tácticos a reseñar. Se volvió juego directo, anárquico, donde el gol importaba casi más que el cómo conseguirlo, desembocando en jugadas muy verticales y ocasiones claras, pero manteniéndose en todo momento el 0-0 que se resolvió con la lotería de los penaltis. Copa Barry y Mweene no estuvieron especialmente acertados a la hora de adivinar las intenciones de los lanzadores, parando sólo un disparo el segundo de los mencionados. No se puede hablar de justicia o injusticia en el resultado final ya que Zambia supo forzar los penaltis e igualar un choque de inicio descompensado en su contra.

Quedará para los anales la polémica orden del asistente de repetir el penalti que falló Bamba (tercero de la tanda) por una supuesta adelantada de Mweene fuera de lugar, con la consiguiente repetición y el acierto esta vez del central del Leicester City; así como el temor de Gervinho a lanzar el octavo penalti, ya que le tocaba lanzar uno anterior y, ante su doble negativa, Kolo Touré tuvo que asumir su responsabilidad fallando y que, además, y puesto que Zambia falló el que cerraría la tanda, le tocó lanzar el noveno y definitivo, fallándolo.

Una tanda emocionante con un resultado final de 8-7 que hacía a Zambia campeona de África por primera vez en su historia tras las Finales de Egipto 1974 (2-2, 2-0 en el replay ante la antigua Zaire) y Túnez 1994 (2-1 ante Nigeria), y consiguiéndolo justo a escasos metros de la playa de Libreville, la zona costera gabonesa donde en 1993 todos los integrantes de los Chipolopolo por entonces, a excepción de uno que venía desde Europa, fallecieron tras caerse el avión en el que viajaban para jugar un partido de Fase de Clasificación para la CAN 1994.

Costa de Marfil volvía a caer como lo hiciese en 2006, en penaltis, cuando una parte de esa generación se mantenía esta edición y se la tomaba como revancha para intentar hacerse con su segundo título de campeones de África tras Senegal 1992. Y pese a tener uno de los equipos más completos del torneo y ser favoritos sobre el papel en la Final tras su impoluto camino hasta ella, caían de la misma manera que entonces ante una Zambia que vio materializado su sueño.

Nombres del torneo

XI Ideal de La Futbolteca:
- Boubacar Barry (Costa de Marfil / Lokeren, BEL)
- Joseph Musonda (Zambia / Golden Arrows, RSA)
- Souleymane Bamba (Costa de Marfil / Leicester City, ENG)
- Kolo Touré (Costa de Marfil / Manchester City, ENG)
- David Álvarez "Kily" (Guinea Ecuatorial / UP Langreo, ESP)
- Emmanuel Agyemang-Badu (Ghana / Udinese, ITA)
- Yaya Touré (Costa de Marfil / Manchester City, ENG)
- Youssef Msakni (Túnez / Espérance de Tunis, TUN)
- Emmanuel Mayuka (Zambia / BSC Young Boys, SWI)
- Christopher Katongo (Zambia / Henan Construction, CHN)
- Pierre-Emerick Aubameyang (Gabón / Saint-Étienne, FRA)

Suplentes (otros destacados):
- John Boye (Ghana / Rennes, FRA)
- Jean-Jacques Gosso Gosso (Costa de Marfil / Orduspor, TUR)
- Rainford Kalaba (Zambia / TP Mazembe, COD)
- André Biyongo Poko (Gabón / Girondins Bordeaux, FRA)
- Didier Drogba (Costa de Marfil / Chelsea FC, ENG)
- Juvenal (Guinea Ecuatorial / CE Sabadell, ESP)
- Stophira Sunzu (Zambia / TP Mazembe, COD)

4 comentarios:

  1. Gran artículo David, gran análisis que sirve para ilustrar a algunos como yo, que me perdí la mayoría de partidos de la fase de eliminatorias (semis y final incluida). Gabón o Zambia, como se esperaba, iban a ser las revelaciones... Gabón cumplió, y Zambia qué decir... Lo que más me gusta es toda la mística del accidente del 93. Ya es coincidencia que a unos kilómetros del accidente se coronen campeones. El fútbol es grande por estas cosas. Go Chipolopolo.

    Saludos!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra de que así haya sido, ¡espero haberte ilustrado bien entonces! Sin duda, lo de Zambia en esta CAN ha sido para quitarse el sombrero, sobre todo los dos últimos partidos. Yo la veía revelación, pero no pensé que podría llegar a la Final y hacer un partido tan serio del que salir victoriosos.
      Y lo del accidente del 93 ha sido un componente emotivo que, sin duda, les ha dado un plus a los de Renard. De hecho, según vi en una TV inglesa (ITV4, creo recordar), no sé si el sábado o el mismo día de la Final, se acercaron a la playa a dejar en la línea costera ramos de flores de homenaje. Aquella generación cayó, y aunque los juveniles que les sustituyeron en la CAN 1994 llegaron a la Final, la generación de los Katongo, Mayuka... etc. les realizan, por fin, el homenaje completo con la victoria.

      Un saludo, Carlos. ^^

      Eliminar
  2. Joder qué pedazo de análisis más detallado. Me encantan las imágenes que le dan más sentido al análisis. Muy bueno.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es una novedad que estoy introduciendo y que creo que se mantendrá. Ayuda a visualizar lo que voy contando, y veo que gusta. ¡Muchas gracias! Un saludo.

      Eliminar